Acampando en Punta Perula (semana santa 2018)
- Nancy Hernández
- 6 nov 2019
- 3 Min. de lectura

Como buena Godínez, aproveché de los días libres -laboralmente hablando, claro- para disfrutar de tres días y dos noches en uno de los destinos turísticos que nuestro propio bello estado nos ofrece. En esta ocasión, nos dirigimos a la playa de Punta Perula, en el corazón de la Costa Alegre de Jalisco; junto a 100 personas que nos brindaron su confianza y preferencia, acompañándonos a la excursión turística que realizamos el equipo de Viajes Ruta del Sol.
La aventura tropivacacional la comenzamos partiendo desde el centro de nuestra ciudad, la noche del jueves 29 de marzo, ya que para llegar a este pueblo costero nos toma aproximadamente 6 horas de camino, y previniéndonos, además, del tráfico abundante que ocasionan estas temporadas vacacionales.
Justo al amanecer del día viernes 30, llegamos a nuestro destino. Tomamos como refugio las instalaciones del Tráiler Park (https://www.facebook.com/TrailerParkPuntaPerula/ ) donde la Sra. Yolanda estuvo siempre al pendiente de nuestra estancia. Este lugar cuenta con los servicios de área de acampado bajo techo y suelo de cemento, y también en la arena, a pie de playa; y, por supuesto, incluye el acceso a baños y regaderas.

Después de montar nuestros respectivos campamentos, nos dedicamos meramente a disfrutar de esta playa, de la cual me llevo un muy buen sabor de boca. Me parece un lugar para toda la familia. Su arena dorada tiene una consistencia deliciosa, aprovechaba cada oportunidad para sumergir mi cuerpo en ella; la orilla del mar es bastante parejita, limpia, sin piedras, y el oleaje es bajo. ¡Me encontraba ante una alberca natural gigantesca!
El centro del pueblo está a escasas cuadras del lugar. Recién colocadas están las típicas letras gigantes y coloridas señalando su nombre. Nos abastecíamos de manera accesible de todo lo necesario en nuestra visita. Hay diversos negocios alrededor de las calles principales, y también, palapas y restaurantes sobre la playa.
Botanas, hamacas, artesanías, fruta, camarones y filetes embarazados… de todo un poco llegan los lugareños a ofrecer a los turistas. Todo lo que consumí fue de buena calidad, así que no olvides apoyar a la economía local en tus viajes.

Mucha risa, mucha música, juegos, un atardecer de película, la noche alumbrada por una magistral luna llena y más. Pura gozadera tropical.
El día sábado 31 de abril, después de tomar un rico desayuno, nos dividimos en grupos para poder visitar lo que, a mí parecer, es el principal atractivo de este lugar. Se trata de la Isla Cocinas. Estoy segura que has escuchado de ella alguna vez. “Mini Cancún” le llaman. Las mismas personas encargadas del Tráiler Park, nos ofrecen este servicio. En lanchas con grupos no mayores a 13 personas, por un costo de $100.00 cada una, visitamos este paraíso. Se hacen poco más de 20 minutos en llegar a ella. En el trayecto puedes observar otras islas; vi una con forma de murciélago y otra de elefante ¡niéguenmelo! Y la más bonita, La Pajarera.

Solo prevente con una sombrilla, algo de beber y una botanita; y, claro, tus zapatos acuáticos para que, con las debidas precauciones, explores el lugar, ya que estas islas se encuentran en estado virgen.
Otro punto a recalcar siempre será el cuidado del ecosistema, ya que lastimosamente aún abundan los turistas irresponsables e inconscientes que dejan basura, extraen flora o fauna, etc. Así que no seas parte del problema y mejor forma parte de la solución. Los buenos somos más (y no, este no es un comercial).
De vuelta en la playa de Punta Perula y teniendo de escenografía el atardecer, nos reunimos llevando ropajes blancos, a convivir, bailar y divertirnos, jugando también con polvos Holi (100% naturales, biodegradables). Supe que la fiesta se puso buena cuando había hasta un caballo bailando en el grupo, y no faltó la coreografía de “El payaso del rodeo”. Y así continuó la noche. El clima era excelente, cerca de las olas que la bella luna manejaba a su antojo, formamos una fogata; la compañía también fue inmejorable.

Platicando con lugareños mientras me echaba una crepa en el centro del pueblo, el cual estuvo de fiesta con muchos puestos y la música de la banda sinaloense tocando por horas durante las 2 noches, nos contaban que este año en particular hubo mejor asistencia de turistas; y aún así, me pareció que no estaba abarrotado el lugar, como en el caso de playas nayaritas u otras jaliscienses, como Puerto Vallarta, por dar el mejor ejemplo; pues aunque sé que la vida nocturna en el puerto es la mejor, en mi caso prefiero no estar en las aglomeraciones cuando de disfrutar de la naturaleza se trata.
Así que, si no conoces Punta Perula, y no logré de convencerte de hacerlo, te he fallado. Pero, en el fondo, sé que sí lo logré, así que espero lo disfrutes tanto como nosotros.
Комментарии